Aceites de oliva españoles que debes conocer.

Aceites de oliva de España.

Todos sabemos que las provincias de Jaén y Córdoba son las principales productoras de aceite de oliva de España. Destacan por su producción y su calidad. Sin embargo, en nuestro país se producen otros aceites de oliva que no tienen nada que envidiar a los del norte de Andalucía. Estos son otros aceites españoles que deberías conocer.

Antes que nada, quiero dejar claro que en este artículo no voy a hablar de marcas, sino de regiones oliveras y de las características del aceite que elaboran.

España es el primer productor del mundo de aceite de oliva. Es el responsable del 30,2% de la producción mundial y del 41% del que se elabora en la Unión Europea. Además de cantidad, los aceites españoles destacan por su calidad. Siendo reconocidos internacionalmente como los mejores del mundo.

Como se pone de manifiesto en los premios EVOO, los Óscar del aceite de oliva. Donde en el 2023 el aceite “Rincón de Subbética” de la Denominación de Origen Priego de Córdoba fue considerado el mejor aceite de oliva del mundo. En la clasificación de los mejores aceites de oliva del planeta, los 4 primeros puestos los ocupaban aceites españoles. Dentro de los 10 primeros, 8 eran de nuestro país.

En España existen 32 Denominaciones de Origen de aceite de oliva. Aunque el 75% de la producción está concentrada en Andalucía, el cultivo del olivo y la producción de aceite está extendida por buena parte del territorio nacional.

Por eso hemos considerado oportuno descubrir a nuestros lectores otros aceites de oliva de gran calidad producidos en España, más allá de los que encontramos en Jaén y Córdoba.

Extremadura.

Extremadura produce el 8,2% de la producción de aceite de oliva de España. El 70% del aceite extremeño se elabora en Badajoz, frente al 30% que proviene de Cáceres. De hecho, Badajoz se ha convertido en la cuarta provincia con más producción de aceite de oliva de nuestro país, por detrás de las provincias andaluzas de Jaén, Córdoba y Sevilla.

El aceite extremeño se fabrica con las variedades Picual (la más habitual en Jaén), pero también con aceitunas cornezuelo, y en menor cantidad cornicabra, verdial y morisca. Esta composición confiere al aceite virgen un tono afrutado medio alto y un cierto amargor y picor que lo diferencia de otros aceites que estamos acostumbrados a consumir.

Los fabricantes de Aceite Valdelaseras, una almazara pacense con la que hemos tenido la suerte de hablar, destacan que una de las características del aceite extremeño es que se elabora siguiendo procedimientos artesanales tradicionales. La extracción del aceite se realiza en frío. Sin alterar para nada las cualidades organolépticas del aceite.

Una elaboración que quizás resulte más laboriosa, pero con la que se respeta el producto al máximo y se obtiene un resultado de primera calidad.

Este mimo en la fabricación del aceite contribuye a lo que se ha dado en llamar el milagro extremeño. La paradoja de que aunque haya subido el precio, el aceite de oliva de Badajoz se está vendiendo más que cuando estaba más barato.

Lérida.

Aunque su producción es mucho menor que la de otras regiones del España, Lérida tiene fama de elaborar uno de los aceites de oliva de mayor calidad de nuestro país.

La web Aceites Top señala que la producción de aceite en Cataluña se inicia en el sur de Lérida, abarca casi toda la provincia de Tarragona y se adentra por un rincón de Zaragoza y por el norte de Castellón. Toda una mancha de cultivos en la que se difuminan y entremezclan provincias y regiones de España.

Respecto al aceite de oliva catalán, existen diferentes denominaciones de origen, como las del Baix Ebre y la de Motsía, donde se elabora un aceite de oliva equilibrado, con un color amarillo oro; y sobre todo Les Garrigues, en Lérida. Un aceite, este último, de un color más verdusco y que destaca por su tradición y excelencia.

El aceite leridano se elabora fundamentalmente con aceituna de la variedad arbequina. Con la que se obtiene un aceite afrutado, más denso de lo habitual y con un sabor almendrado amargo. Es un aceite valorado por los chefs para usarlo en crudo y realzar el sabor de los platos.

Castilla – la Mancha.

Castilla – la Mancha es la segunda región productora de aceite de oliva de España, por detrás de Andalucía. El cultivo del olivo se extiende por buena parte de su territorio, siendo frecuente en Ciudad Real, Albacete y en los Montes de Toledo.

El cultivo de olivo en la Mancha es curioso, ya que no se da en condiciones de monocultivo como en Jaén. En el Campo de Calatrava, en Ciudad Real, es habitual encontrar olivos plantados en mitad de las viñas. Compartiendo terreno con las cepas. Otras veces se alternan “peazos”, como llaman allí a las áreas de cultivo, de vid con los de olivar.

En la Mancha se cultiva sobre todo la aceituna cornicabra. Una oliva amarronada que se destina casi exclusivamente a la producción de aceite. En menor cantidad también se planta la aceituna castellana, la alfafara y la gornal en la comarca albaceteña de Hellín.

El aceite manchego se utiliza sobre todo para cocinar y freír. Debido a su desdoblamiento en caliente. Una cucharada de aceite de este tipo, al imprimirle calor, duplica su volumen. También destaca por su relación calidad-precio. Siendo más económico que otros aceites de oliva de características similares.

Bajo Aragón.

El aceite del Bajo Aragón proviene de olivares situados en el norte de la provincia de Teruel y el sur de la de Zaragoza. El 80% de la producción se obtiene de aceitunas de la variedad empeltre. Es una aceituna alargada, de color negro azabache, con una alta proporción de pulpa respecto al hueso.

Esta aceituna es de maduración temprana y proporciona un aceite afrutado con un buen equilibrio entre el sabor amargo, picante y dulce.

Para matizar el sabor, en la zona, se combina esta aceituna con arbequina y/o royal. El resultado final es un aceite fluido, de color oro viejo, sin amargor, ligeramente dulce y con un tono picante.

El aceite de oliva virgen del Bajo Aragón se puede usar en crudo, pero se utiliza sobre todo para cocinar. Debido a su sabor equilibrado y neutro resulta idóneo para emplearlo en conservas como el lomo de orza. También es un aceite perfecto para utilizarlo en repostería. En la elaboración de bizcochos, tortas de aceite y pasteles. Ese ligero toque de dulzor que resulta agradecido en la elaboración de dulces tradicionales.

En Aragón existe una curiosa costumbre respecto a las aceitunas empeltre. Una vez cosechadas se separan por tamaño. Las más gordas se encurten para consumirlas en la mesa y las más pequeñas se trituran para hacer aceite.

Mallorca.

El aceite mallorquín es otra de las grandes sorpresas del aceite de oliva español. Por el clima mediterráneo, el cultivo del olivo se extiende por toda la isla. En Mallorca existe una variedad de aceituna autóctona, la mallorquina, una aceituna gustosa, ligeramente amarga, de tamaño pequeño y de color verde amarillento.

La web Oli de Mallorca afirma que el origen calcáreo del terreno y la tierra arcillosa de la isla, unida a la cantidad de sol durante todo el año, confieren a las aceitunas unas características singulares.

El aceite de Mallorca es un aceite dulce y suave. Perfecto para freír, para untar en el pan o para aderezar una ensalada. En la isla balear, tanto las aceitunas como el aceite están muy presentes en su gastronomía. Es habitual consumir el “Pa amb oli”, una variedad del “Pan Tumaca” catalán, con algunas diferencias, que se sirve acompañado de tablas de jamón serrano, quesos y embutidos. Las aceitunas y alcaparras encurtidas se ofrecen como aperitivo para tomar una cerveza o como entrante en una comida. Y el aceite se usa de base para elaborar “El frito mallorquín”, el plato insignia de la isla.

Mallorca prácticamente se autoabastece de aceite así misma. Esto hace que, por desgracia, el aceite mallorquín no sea muy conocido fuera de las baleares.

Sevilla.

Sevilla es la tercera provincia de España en producción de aceite de oliva. A diferencia de Jaén, donde la variedad más utilizada es la Picual, en Sevilla se utiliza la hojiblanca.

La hojiblanca es una aceituna redonda, carnosa y con un sabor ligeramente amargo. Si bien su amargor es menor que el de la arbequina.

El aceite sevillano virgen extra de hojiblanca es idóneo para utilizarlo en crudo. Realza el sabor de los alimentos y le da un tenue toque amargo que genera un contraste interesante. Resulta sedoso en boca creando una textura cremosa.

Este es el aceite preferido por muchos para elaborar gazpachos, ajo blanco o para hacer mahonesa.

Rociando un chorro de este aceite sobre el plato, realza el sabor de tablas de jamón, cecinas, quesos y  embutidos. Queda perfecto para macerar carnes. Como en la preparación de pichos morunos o para hacer carne mechada.

Como vemos, en cuanto a los aceites de oliva españoles tenemos calidad y variedad impresionante. Todo un abanico de sabores y opciones para experimentar en la cocina.

 

 

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