Cómo preparar la mejor hamburguesa

hamburguesa

Pocas cosas dan tanta satisfacción como preparar una buena hamburguesa. No hace falta ser Ferran Adriá para lograr algo delicioso, pero sí conviene entender que hay mucho más detrás que simplemente poner carne entre dos panes. La elección del tipo de carne, el punto de cocción, lo que le añades encima y lo que pones al lado del plato pueden marcar la diferencia entre una hamburguesa que simplemente te llene y una que te deje pensando en ella todo el día.

Si te interesa sacarle todo el jugo a esta experiencia y aprender cómo montar una hamburguesa que lo tenga todo —buen sabor, textura equilibrada y una mezcla que de verdad funcione—, sigue leyendo, porque vamos a desmenuzar cada parte. Y, para afinar aún más, algunos cocineros del restaurante The West End, en Maspalomas, expertos en cocina americana con toques propios, nos han contado qué combinaciones van mejor con cada tipo de carne. Así podrás prepararla tú mismo y disfrutarla como se merece.

 

Qué carne usar para la hamburguesa y cómo cocinarla

Hay quien tiene sus combinaciones mágicas para acompañar la carne de las hamburguesas y darle toques ricos, pero la verdad es que todo empieza con la carne. No hay una única opción correcta, pero sí conviene saber qué estás eligiendo, cómo se cocina mejor y qué le va bien como acompañamiento dentro del propio pan.

Ternera: la favorita de muchos

Es la carne más habitual y la que probablemente asocies con cualquier hamburguesa básica. Lo importante en este caso es que no sea demasiado magra. Un 80% de carne y un 20% de grasa suele ser la mezcla ideal, porque mantiene la jugosidad sin que se te deshaga en la parrilla.

Cómo cocinarla: vuelta y vuelta a fuego fuerte para sellar por fuera y luego bajarle un poco el calor para que se cocine bien por dentro. Si te gusta al punto, unos tres minutos por cada lado van bien para una pieza de 180 g.

Qué le va bien dentro del pan: queso cheddar curado, cebolla caramelizada y pepinillos. El cheddar potencia la carne, la cebolla aporta dulzor y los pepinillos un toque ácido que la equilibra.

 

Vacuno madurado: mucho más sabroso

Este tipo de carne tiene un sabor más fuerte y una textura algo más fibrosa, pero también más interesante. La maduración ayuda a concentrar los sabores y, si está bien preparada, no necesita mucha más decoración.

Cómo cocinarlo: hay que tener cuidado con no pasarla demasiado, porque pierde esa intensidad que la caracteriza. Mejor a la plancha con poca grasa añadida.

Qué le va bien: un queso azul suave, rúcula y mermelada de tomate. La mezcla del amargo de la rúcula con lo dulce y lo cremoso del queso funciona especialmente bien con esta carne.

 

Cerdo: otra buena opción

Aunque no es tan común como la de vacuno, la carne de cerdo (especialmente si está bien picada y adobada) puede dar muy buenos resultados. Suele ser más económica y bastante sabrosa, sobre todo si lleva especias suaves.

Cómo cocinarla: a fuego medio, dejando que se dore por fuera sin que pierda toda la grasa interior. Hay que asegurarse de que esté bien hecha, pero no seca.

Qué le va bien: bacon crujiente, lechuga crujiente tipo iceberg y una mayonesa ligera de mostaza. Los cocineros del restaurante recomiendan no recargarla demasiado y dejar que el sabor del cerdo y el bacon se combinen bien.

 

Pollo: para los que van al gimnasio

La hamburguesa de pollo puede ser una gran elección si prefieres algo más suave o si estás buscando una alternativa a la carne roja. Puede ser de pechuga entera a la plancha o de carne picada, aunque esta última es más jugosa.

Cómo cocinarla: si es pechuga, a la parrilla o plancha sin pasarte de tiempo para que no se quede seca. Si es picada, como cualquier otra hamburguesa, pero con un poco más de atención al punto interno.

Qué le va bien: aguacate, tomate fresco y queso suave tipo havarti. Estos ingredientes complementan el pollo sin taparlo y le dan cremosidad sin hacerlo pesado.

 

Cordero: por probar algo distinto

Tiene un sabor más fuerte, algo más graso, y no es del gusto de todos. Pero si te gusta, puede ser una auténtica delicia. Va bien con toques orientales o mediterráneos.

Cómo cocinarla: se recomienda a la parrilla, marcando bien por fuera, pero dejando algo de jugo dentro. No conviene cocinarla en exceso.

Qué le va bien: menta fresca, salsa de yogur y cebolla morada en rodajas finas. Esta combinación aporta frescura, acidez y un buen contraste al sabor potente del cordero.

 

Mezclas de carnes: para hacer una hamburguesa diferente

Muchos sitios combinan dos tipos de carne para lograr una hamburguesa con más matices. Por ejemplo, vacuno con cerdo, o ternera con una parte de cordero. Estas mezclas no son al azar, y si lo haces tú en casa, puedes conseguir algo original.

Qué le va bien: cuando mezclas carnes, lo mejor es elegir ingredientes más neutros en el pan. Un buen queso tipo gouda o emmental y una salsa sencilla como mayonesa de ajo pueden ser suficientes.

 

El pan debe ser resistente, pero sin pasarse

Aunque aquí la protagonista es la carne, no hay que subestimar el pan. Tiene que aguantar el peso y el jugo sin romperse, pero tampoco puede ser una piedra.

Los más usados son el brioche, el pan de patata y el clásico pan de hamburguesa con semillas. Según el tipo de carne y lo que le pongas, te conviene elegir un pan más suave (como el brioche, ideal para pollo o cerdo) o uno más firme (como el de semillas, perfecto para vacuno o cordero).

Tuesta siempre el pan antes de montar la hamburguesa. Eso evita que se humedezca demasiado y le da un punto crujiente que suma bastante.

 

¿Con qué acompañar la hamburguesa en el plato?

Lo que pongas al lado de tu hamburguesa también cuenta, y hay más opciones que las típicas patatas fritas. Aunque las patatas nunca fallan, no está de más variar un poco si te gusta experimentar.

-Patatas clásicas

Las patatas finas y crujientes son las más populares. Van bien con cualquier tipo de carne y son fáciles de hacer en casa. Pero si te animas, las patatas en gajo, con piel y especias, aportan un toque más rústico. También puedes hacerlas al horno para que queden menos grasientas.

-Batatas

Las batatas fritas o al horno tienen un sabor más dulce que contrasta muy bien con carnes más saladas como el vacuno madurado o el cerdo. Si las haces crujientes, incluso mejor. Un toque de sal gruesa o un poco de romero les va perfecto.

-Verduras asadas

Una opción menos habitual pero muy interesante. Puedes acompañar con tiras de calabacín, berenjena o pimientos asados. Las verduras combinan muy bien con hamburguesas de pollo o mezclas suaves.

-Ensalada fresca

Si buscas algo más ligero o un equilibrio, una ensalada sencilla con rúcula, canónigos o mezcla de lechugas va muy bien. Aliña con vinagre suave o limón, para no robar protagonismo a la hamburguesa.

-Aros de cebolla

Más contundentes, sí, pero también deliciosos. Crujientes y bien hechos, van genial con carnes más grasas como la de cordero o mezclas de carne. Si los haces tú, intenta que la cebolla quede cocida por dentro y muy crujiente por fuera.

 

No te olvides de las salsas

La salsa puede hacer que tu hamburguesa pase de buena a espectacular, pero también puede arruinarla si te pasas. No es necesario bañarlo todo. Usa una salsa que complemente, no que tape el sabor.

  • Mayonesa casera o con ajo: va muy bien con pollo y cerdo.
  • Mostaza antigua: ideal con ternera o vacuno madurado.
  • Barbacoa: perfecta para cerdo y carnes ahumadas.
  • Salsas picantes: úsalas con moderación, mejor con carnes más suaves.
  • Salsas dulces: como la de miel y mostaza o la de cebolla, van genial con vacuno.

Un buen consejo: echa la salsa solo en uno de los panes. Así evitas que se desborde y se convierta en un desastre al comerla.

 

El toque final

El orden de los ingredientes también influye. Aquí tienes un esquema que siempre suele funcionar:

  1. Base del pan (tostada).
  2. Un poco de salsa.
  3. Hojas verdes (lechuga, rúcula).
  4. Hamburguesa recién hecha.
  5. Queso encima, que se derrita.
  6. Ingredientes calientes (bacon, cebolla caramelizada).
  7. Ingredientes fríos (tomate, pepinillo, aguacate).
  8. Más salsa si quieres, en la tapa del pan.

Presiona ligeramente al montarla para que no se desarme y sirve al momento. La temperatura lo cambia todo.

 

Una buena hamburguesa no se improvisa

Puede parecer un plato sencillo, pero si quieres preparar una hamburguesa que de verdad esté a otro nivel, tienes que pensar en cada parte: qué carne usas, cómo la cocinas, qué le pones encima, qué pan eliges y con qué la acompañas.

Y no olvides que, muchas veces, lo que marca la diferencia es el detalle: el punto de la carne, el crujiente del pan, o ese acompañamiento que hace que todo encaje. Dale el valor que merece a un plato que, aunque parezca simple, tiene muchas más posibilidades de las que imaginas.

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