Hablar de las muelas de juicio es como mencionar a ese conocido que todos conocemos, pero que preferiríamos evitar a toda costa: todo el mundo ha oído hablar de ellas, muchos las han sufrido, y casi nadie tiene una historia agradable sobre su aparición.
Pero, ¿qué son exactamente estas muelas, y por qué generan tanto temor?
Vamos a desentrañar este misterio odontológico y entender por qué las muelas de juicio tienen tan mala fama.
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La muela de juicio, ese “enemigo” bucal que no queremos enfrentar.
Para empezar, las muelas de juicio (también conocidas como terceros molares) son los últimos dientes en salir en la boca humana. Normalmente, aparecen entre los 17 y los 25 años, aunque hay quienes nunca las desarrollan.
Evolutivamente hablando, se cree que nuestros antepasados necesitaban estas muelas para masticar una dieta que incluía alimentos más duros y crudos; sin embargo, con el tiempo y con la evolución de nuestra dieta, las mandíbulas humanas se hicieron cada vez más pequeñas, pasando a no necesitar estas muelas para masticar ¡aun así, hoy día siguen intentando salir haciéndonos pasar muy mal rato!
Y es que, la razón principal por la que las muelas de juicio son tan temidas por todos, es porque por norma general no tienen suficiente espacio para salir; nuestras mandíbulas hoy día son mucho más estrechas que las de nuestros antepasados, lo cual significa que para conseguir que éstas se acomoden en la boca, deben causar mucho movimiento (traducido como problemas y dolor, claro está). De hecho, cuando no hay suficiente espacio, las muelas de juicio pueden salir parcialmente o en ángulos extraños, lo que se conoce como erupción impactada. Esto puede causar dolor, infecciones y daño a otros dientes.
Sin duda, el dolor es uno de las primeras formas que tiene la boca de avisarnos de que una muela de juicio está intentando salir. Este dolor puede ser leve o muy intenso, dependiendo de la posición y el espacio disponible en la boca; en algunos casos, el dolor es constante y pulsante, lo cual es horrible porque además no puedes llevar una vida normal ¡todo se ve afectado! Por si fuera poco, además del dolor, las muelas de juicio pueden causar hinchazón y enrojecimiento en la encía, así como dificultad para abrir la boca o masticar; vamos, que todo se vuelve un horror.
Otro problema común relacionado con las muelas de juicio es la infección. Dada su ubicación en la parte posterior de la boca, se vuelve mucho más difícil mantener estas muelas limpias, por lo que los restos de comida y las bacterias pueden acumularse fácilmente, causando infecciones como la pericoronaritis. Esta condición es particularmente dolorosa, y puede causar hinchazón, mal aliento y un mal sabor en la boca.
Por otro lado, las muelas de juicio también pueden causar daño a los dientes que están a su alrededor, ya que, al no tener suficiente espacio para salir, pueden presionar contra los segundos molares, causando un desplazamiento forzado y dañando la raíz de estos dientes. De hecho, en algunos casos, esto puede conllevar a la necesidad de realizar tratamientos adicionales, como endodoncias o extracciones.
Además de todos estos problemas, las muelas de juicio también pueden desarrollar quistes, que son sacos llenos de líquido que se forman alrededor del diente no erupcionado. Estos quistes pueden causar daño a los huesos de la mandíbula y a las raíces de los dientes cercanos. En casos extremos, pueden convertirse en tumores, lo que requiere cirugía para su eliminación.
Entonces, ¿qué se puede hacer con estas molestas muelas de juicio? La clínica del DR. CLAVERO ZOREDA nos aconseja la extracción como una opción común (especialmente si están causando dolor, infecciones recurrentes o daño a otros dientes). Sin embargo, este procedimiento no es nada sencillo; la extracción puede ser complicada y dolorosa, sobre todo si las muelas están situadas cerca de nervios importantes. Por esta razón, muchas personas tiemblan ante la idea de extraerlas.
Aun así, a pesar del miedo y la incomodidad que pueden causar las muelas de juicio, es importante recordar que no siempre es necesario extraerlas. En algunos casos, estas muelas pueden salir sin problemas y funcionar como cualquier otro diente. Por esta razón, es fundamental tener citas regulares con el dentista que nos ayuden a revisar el progreso de las muelas de juicio y determinen cual es la mejor opción para nuestro bienestar.
La prevención también juega un papel importante en la gestión de las muelas de juicio. Mantener una buena higiene bucal, con cepillado y uso diario de hilo dental, puede ayudarnos a prevenir infecciones y problemas asociados. De igual forma, es recomendable evitar alimentos pegajosos y difíciles de limpiar, ya que esto puede reducir el riesgo de acumulación de bacterias en las muelas de juicio.
Y con esto, terminamos este “incómodo” pero necesario artículo; asi que, la próxima vez que escuches hablar de las temidas muelas de juicio ¡podrás saber que no son simplemente una maldición inevitable! Con la información correcta y la atención adecuada, es posible mantenerlas bajo control y evitar que se conviertan en una pesadilla dental.
Y recuerda: siempre es mejor consultar a tu dentista para cualquier preocupación que tengas sobre tus dientes, porque una sonrisa sana y feliz es algo que, sin duda, todos merecemos.