Viajar de forma sostenible es un placer cuando el destino es Tanzania

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Hace un par de años tuve la oportunidad de realizar un viaje verdaderamente enriquecedor a Tanzania, una experiencia que no solo me conectó con la naturaleza y la cultura local, sino que también me permitió explorar la importancia de viajar de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Mi aventura comenzó en Arusha, una ciudad muy bonita y bulliciosa que sirve como puerta de entrada al famoso Parque Nacional del Serengueti y al imponente Monte Kilimanjaro.

Desde el principio decidí que mi viaje sería lo más sostenible posible, eligiendo opciones de alojamiento que se comprometieran con prácticas ecológicas y comunitarias, por lo que opté por quedarme en campamentos que apoyaban iniciativas locales y minimizaban su impacto ambiental. Una vez allí, una de las experiencias más memorables fue mi safari por el Serengueti acompañado por guías locales con profundos conocimientos de la fauna y flora. Con ellos exploré vastas llanuras donde los leones descansaban bajo los árboles y las manadas de elefantes se movían con gracia. Observar la vida salvaje en su hábitat natural me llenó de admiración y respeto por la biodiversidad de esta región.

Durante los safaris, la guía nos educó sobre la importancia de conservar estos ecosistemas frágiles y aprendí sobre los esfuerzos locales para proteger a especies en peligro de extinción, como los rinocerontes negros y los leopardos, así como sobre la lucha contra la caza furtiva y la pérdida de hábitat. La sostenibilidad en el turismo de safari se hizo evidente a través de prácticas como el uso de vehículos 4×4 eficientes en combustible y el respeto por las normas de observación de vida silvestre.

Después de días explorando el Serengueti, me dirigí hacia el Cráter del Ngorongoro, un impresionante paisaje que alberga una densa población de vida silvestre dentro de sus bordes. Aquí también elegí quedarme en un lodge que practicaba la sostenibilidad, incluyendo la gestión responsable de residuos y el apoyo a la comunidad local maasai.

Una experiencia particularmente especial fue la oportunidad de interactuar con la comunidad maasai ya que visitamos un poblado donde los habitantes nos recibieron con calidez y compartieron con nosotros su estilo de vida tradicional y aprendí sobre sus prácticas ganaderas sostenibles y su profundo conocimiento del entorno natural que los rodea. Comprar artesanías locales hechas a mano también fue una forma de apoyar económicamente a la comunidad, contribuyendo a su sustento mientras preservan su patrimonio cultural.

Para equilibrar la aventura en la naturaleza con la tranquilidad costera que me habían propuesto desde Trip to Help, me dirigí a Zanzíbar, una isla exótica conocida por sus playas de arena blanca y aguas cristalinas. Opté por alojarme en un eco-lodge que se comprometía a proteger los delicados ecosistemas marinos y apoyar a las comunidades locales y participé en actividades como la exploración de arrecifes de coral, donde pude ver de cerca la impresionante diversidad de vida marina y aprender sobre los esfuerzos de conservación marina.

Explorar las callejuelas de Stone Town, el centro histórico de Zanzíbar, también fue una experiencia enriquecedora ya que aprendí sobre la historia cultural de la isla, marcada por influencias árabes, persas, indias y europeas, y aprecié la arquitectura única y las prácticas comerciales tradicionales que todavía se mantienen vivas en este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Durante todo mi viaje, la comida local fue una deliciosa sorpresa y, como no podía ser menos, probé platos tradicionales como el ugali y el pilau, utilizando ingredientes frescos cultivados localmente. Además, optar por restaurantes que apoyaban la agricultura sostenible y el comercio justo fue una forma más de contribuir positivamente a las comunidades locales y al medio ambiente.

En definitiva, mi viaje a Tanzania no solo fue una aventura inolvidable, sino también una lección profunda sobre la importancia de viajar de manera responsable y sostenible. Desde los vastos paisajes del Serengueti hasta las profundidades marinas de Zanzíbar, cada experiencia me recordó la fragilidad de nuestros ecosistemas y la responsabilidad que todos tenemos de protegerlos para las generaciones futuras. De hecho, al regresar a casa, traje conmigo no solo recuerdos fotográficos, sino también un renovado compromiso de apoyar el turismo sostenible en todas mis futuras aventuras. Y es que Tanzania dejó una huella indeleble en mi corazón y en mi conciencia, recordándome que cada decisión de viaje tiene el poder de hacer una diferencia positiva en el mundo que exploramos y disfrutamos.

¿Qué otros destinos son idóneos para hacer viajes sostenibles?

Hay muchos destinos en todo el mundo que son idóneos para hacer viajes sostenibles, donde se puede disfrutar de la naturaleza, la cultura local y contribuir positivamente al medio ambiente y a las comunidades locales. En este sentido, algunos de los países más recurrentes para este tipo de turismo son:

  • Costa Rica: es conocida por su enfoque en la sostenibilidad y la conservación ambiental y ofrece una gran diversidad de paisajes, desde selvas tropicales hasta playas y volcanes, con opciones de alojamiento eco-friendly y actividades como el ecoturismo y el avistamiento de vida silvestre.
  • Noruega: es famosa por sus impresionantes paisajes naturales, como fiordos y montañas y cuenta con opciones para explorar la naturaleza virgen, practicar senderismo y observar la fauna, todo mientras se prioriza la sostenibilidad y la protección del medio ambiente.
  • Nueva Zelanda: con su biodiversidad única y paisajes deslumbrantes, Nueva Zelanda es ideal para quienes buscan aventuras al aire libre y prácticas turísticas responsables. Aquí podemos disfrutar de caminatas, avistamiento de aves, y experiencias culturales con las comunidades maoríes.
  • Islas Galápagos (Ecuador): este archipiélago es famoso por su vida silvestre única y su importante labor de conservación. Los visitantes pueden explorar las islas en pequeños cruceros que cumplen con estrictos estándares ambientales, así como participar en actividades de buceo, snorkel y observación de aves.

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